Aunque la ciencia sea un asunto serio e importante, no hay motivo para divulgarla por medio de textos áridos ni aburridos. Leer divulgación científica puede ser un placer comparable al de leer literatura siempre y cuando el escritor científico tome prestadas las técnicas que ha desarrollado el gremio más avezado en seducción por la palabra: el de los escritores literarios. En este blog encontrarán técnicas y recomendaciones para escribir textos seductores, especialmente dirigidas a los divulgadores de la ciencia y a los escritores científicos.
Y para que vean que en lo de pedir que se divulgue la ciencia con textos amenos estoy en buena compañía, ahí les van unas citas de peso:
Johannes Kepler:
“Otros, al tratar de filosofía, fingen dignidad con lo grave de sus aseveraciones, por más que sin pretenderlo se muestren a menudo ridículos. Yo creo estar hecho de tal manera por la propia naturaleza que tiendo a atemperar la aridez y la dificultad de la doctrina con un talante amable que se refleja en el estilo”.
Michel de Montaigne, hablando de la discusión y la plática:
"Yo acojo bien la verdad doquiera que la encuentro, y a ella me rindo y le depongo las armas cuando la veo acercarse, por lejos que esté, siempre que no se presente soberbia, adusta, magistral e imperiosa en exceso".
Y más adelante: "Pero, en cambio, rompo lanzas con quien asuma aires doctorales".
Aquí compartiré con ustedes algunos trucos (o mejor, herramientas) para evitar ser doctoral, soberbio, adusto y magistral y en cambio atemperar la aridez y la dificultad de la doctrina con un talante amable que se refleja en el estilo. A ver qué pasa.
saludos y felicidades por los excelentes libros
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